2. Antecedentes

2. Antecedentes

2.1 Introducción

La rápida irrupción de las empresas que emplean la tecnología financiera, las Fintech, ha dado lugar a un entorno en el que los bancos ya no son los únicos en ofrecer servicios financieros.

Con el fin de comprender mejor las causas que han propiciado la llegada de estos nuevos protagonistas al sector financiero, se exponen en este capítulo los factores que lo han hecho posible.

En un primer lugar, se resumen los acontecimientos que desembocaron en la crisis de 2008, con especial atención a la situación que derivó en España.

A continuación, se muestran las consecuencias que tuvo, tanto en el ámbito económico como en el social, y que se tradujeron en una fuerte reestructuración del sector, así como en la pérdida de la credibilidad que hasta entonces tenían las grandes entidades financieras.

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Por último, se muestra cómo la aparición de nuevos modelos de negocio, los cambios en los hábitos de los consumidores, y el desarrollo de nuevas tecnologías, han facilitado la innovación en todos los ámbitos, incluido el de las finanzas, a la vez que suponen un gran reto para la banca tradicional.

2.2 La crisis financiera de 2008

Uno de los hechos que marcaron la última crisis financiera fue, cuando en septiembre de 2008, Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión más importante de Estados Unidos (EEUU), se declaraba en quiebra tras los intentos de JP Morgan y Barclays de comprarlo. Sin embargo, esta vez, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) no proporcionó una garantía financiera para su compra, como sí ocurrió unos meses antes con otro de los grandes bancos estadounidenses, Bear Stands. Los reguladores en este caso, organizaron una fusión con JP Morgan.

La caída sin precedentes de Lehman Brothers tuvo una repercusión mundial en los mercados financieros, cayendo rápidamente los índices bursátiles, lo que acabó derivando en un bloqueo en el mercado interbancario.

Esta situación se tradujo en una gran desconfianza entre los bancos, reduciéndose drásticamente los préstamos y las inversiones entre entidades financieras. Un claro ejemplo es el índice europeo Euribor, que llegó a alcanzar un máximo de 5,39 % en julio de 2008, superando ampliamente los niveles alcanzados tras la crisis del «puntocom», producida en 2001, tal y como se puede observar en el Gráfico 2-1.

Coyuntura que dista de la actual, en la que el Euribor se encuentra en niveles inferiores al 0%, dificultando la rentabilidad de las entidades financieras.

2. Antecedentes

Gráfico 2-1: Evolución del Euribor.

Fuente: Elaboración propia, datos obtenidos del Banco de España.

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El desencadenante de esta situación, en la que predominó la falta de liquidez y la desconfianza tanto de inversores como de la población hacia los productos financieros, fueron las llamadas hipotecas subprime. Estos créditos se concedían en Estados Unidos a personas con muy poca solvencia, lo que llevaba consigo el pago de elevados intereses.

Unida a una mala valoración del riesgo de estos activos, la creencia de que el valor de la
vivienda seguiría en aumento, como venía pasando en años anteriores, llevaron a vender estas hipotecas junto con otras de mayor solvencia, con el fin de poder encontrar inversores con mayor facilidad. En el caso improbable de impago, según las expectativas creadas con estos productos, se podría vender la vivienda para recuperar la inversión.

Pero la realidad fue diferente y, en poco tiempo, los tipos de interés que estaban en el 1%, una medida que había sido tomada anteriormente por la FED para conseguir incentivar el crédito, se incrementaron hasta superar el 5%. Unido al descenso de los precios de las viviendas, el número de impagos se disparó.

Debido a que los bancos que emitieron estas hipotecas subprime las habían titularizado, sacándolas así de sus balances para reducir el riesgo, vendiéndolas a inversores de todo el mundo, consiguieron que la morosidad tuviera una repercusión global.

La crisis financiera de 2008 aumentó de forma significativa la importancia de la conciencia en temas relacionados con el capital y el manejo del riesgo. Se implementaron un conjunto de medidas para intentar prevenir las malas acciones llevadas a cabo, viéndose los gobiernos obligados a utilizar fondos públicos para aumentar la estabilidad económica.

Uno de los casos que se produjeron en Europa fue el del BNP Paribas, uno de los principales bancos europeos, que un mes antes de la caída de Lehman Brothers, anunció la suspensión de tres fondos que contenían créditos subprime. Fue necesaria una inyección de unos 95.000 millones de euros por parte del Banco Central Europeo (BCE), convirtiéndose en la mayor ayuda a la banca hasta entonces en la zona euro, con el fin de evitar la crisis de liquidez.

En línea con esto, España ha sido uno de los países más afectados económicamente por la crisis, que ha llevado a la implantación de controles y normativas más estrictos, así como a la reestructuración de las entidades financieras, con el fin de mejorar la rentabilidad y fortaleza del sector.

2.2.1 La crisis en España

En el sistema bancario español no se habían comercializado ni se había invertido en los productos considerados como «tóxicos», en las que se incluyen las subprime, como sí pasaba en Estados Unidos.

No obstante, el desequilibrio vino por un exceso en la concesión de créditos al sector inmobiliario, y el mayor efecto tuvo lugar en las cajas de ahorro.

La crisis financiera y la burbuja inmobiliaria contribuyeron a que el declive económico se prolongara hasta 2013, siendo necesario la adopción de una serie de medidas para cambiar la tendencia a la baja de la economía.

Entre las acciones llevadas a cabo se encuentran:

  • Creación del Fondo de Restauración Ordenada Bancaria (FROB) en el 2009. El FROB tiene una doble finalidad: la de facilitar los procesos de integración entre instituciones, y de esta forma, promover la reestructuración del sistema bancario; y la de poder aportar una solución a las entidades que no son viables.
  • Aprobación de un Real Decreto-ley en 2011. Se hace con el fin de mejorar los niveles de solvencia de todo el sistema financiero, mediante la aplicación de un requisito de solvencia muy elevado.
  • Implicación, exigencia de saneamiento y transparencia por parte de las entidades de crédito.

Si por algo se caracteriza la crisis en España, es por la fuerte reestructuración del sistema bancario que se llevó a cabo desde el comienzo de la crisis, que dio lugar a una gran reducción del número de entidades financieras y que contribuyó a la concentración del sector.

La posible fusión entre las entidades de Unicaja y Liberbank para otoño de 2019, o el nuevo intento de Abanca de adquirir las antiguas Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura, muestra que la reestructuración es un proceso que dista de haber finalizado.

Comienza en marzo de 2009, con la primera intervención por parte del Banco de España a Caja de Castilla La Mancha, llegando a garantizar hasta 100.000 euros por cliente para evitar su fuga, produciéndose la integración con Caja Sur.

Un año más tarde, en 2010, es intervenida Caja Sur, recibiendo 550 millones de euros por parte del FROB, integrándose con BBK. En este año tuvo lugar la primera reducción significativa en el número de entidades (bancos más cajas de ahorro), pasando de 45 entidades a 34, y que en la actualidad son 13 grupos bancarios.

Los casos más recientes son: la formación de Bankia tras la unión de 7 cajas de ahorro en 2012, requiriendo unos 18.000 millones por parte del FROB, y la compra del Banco Popular en 2017 por parte del Banco Santander por la cantidad simbólica de un euro, necesitando ampliación capital de 7.000 millones de euros para garantizar la operación.

Por otra parte, la repercusión de la crisis se tradujo en un descenso del PIB llegando a tener una tasa de variación negativa de -3,6% en 2009.

Las medidas llevadas a cabo, como las mencionadas anteriormente, consiguieron revertir esta situación, así como la reducción del déficit de 10,6% en 2012 a 4,3% en 2017.

A pesar de ello, en la actualidad no se ha logrado recuperar los valores que había antes de la crisis, como se puede apreciar en el Gráfico 2-2.

2. Antecedentes

Gráfico 2-2: Evolución del PIB en España.

Fuente: Elaboración propia, datos obtenidos del INE.

2.2.2 Consecuencias

La crisis financiera de 2008, y la consiguiente recesión que la sucedió, desencadenaron una serie de consecuencias que afectaron a diversos ámbitos, desde los puramente económicos, como el incremento del endeudamiento en las economías de todo el mundo, hasta aspectos sociales, con elevados índices de desempleo.

Es más, la reputación de la banca tradicional quedó en entredicho, derivada de las malas prácticas llevadas a cabo por algunas instituciones financieras, teniendo repercusión en todo el sistema financiero. Generaron gran desconfianza entre los consumidores hacia la banca tradicional, y por consiguiente, facilitaron el crecimiento de nuevos modelos de negocio, como es el caso de las Fintech.

El resultado de este nuevo entorno, en el que la economía había quedado muy debilitada, llevó consigo un aumento considerable en la regulación a las entidades bancarias, con una mayor supervisión por parte de los organismos reguladores, así como una reestructuración del sector bancario, en el que cada vez ganan más relevancia las grandes entidades financieras, las llamadas too big to fail.

2.2.1 Regulación más estricta

Los requisitos establecidos hasta el momento en materia de regulación financiera mediante la normativa de Basilea II, aprobada en 2004, quedaron en evidencia tras la crisis de 2008. Los niveles de capital exigido a las entidades bancarias fueron insuficientes para hacer frente a la inestabilidad del sistema financiero, lo que se tradujo en problemas de liquidez para la gran mayoría de las entidades.

Con el fin de evitar una situación similar en un futuro, y mejorar la capacidad de respuesta y solvencia del sistema bancario ante perturbaciones tanto económicas como financieras, el Comité de Supervisión Bancaria, principal organización encargada de la regulación y supervisión bancaria, elaboró una serie de nuevas medidas, recogidas dentro del nuevo marco regulatorio Basilea III.

Su entrada en vigor en enero de 2013, ofreciendo un margen de implantación hasta enero de 2019, endurece de forma significativa las medidas recogidas en Basilea II, basada en tres pilares fundamentales:

  • Requerimientos de capital.
  • Transparencia en la información relativa a las entidades financieras.
  • Revisión supervisora, permitiendo a la autoridad competente la exigencia de capital adicional a las entidades que incumplan la normativa.

La aplicación de Basilea III implica un gran esfuerzo a realizar por parte de las entidades financieras para garantizar su cumplimiento. Algunos de los aspectos más relevantes que presenta la normativa vigente son:

  • El aumento de la calidad del capital, con el objetivo de incrementar la capacidad de las entidades financieras para absorber posibles pérdidas, y de contribuir a la mejora de la transparencia de las mismas.
  • La intensificación del nivel de requerimiento capital, con el propósito de ayudar a fortalecer la solvencia de las entidades, así como la realización de ejercicios de estrés para contribuir a la estabilidad financiera y a reforzar la confianza en el sector.
  • La mejora de la gestión del riesgo así como el proceso de supervisión, estableciendo guías en diferentes áreas, como es la gestión del riesgo de liquidez y un código de buenas prácticas en la valoración instrumentos financieros.
  • La introducción del estándar de liquidez, incorporando dos nuevos ratios: el ratio de cobertura de la liquidez (LCR) y el ratio de financiación neta estable (NSFR). El objetivo es evaluar la supervivencia de las entidades ante posibles problemas de liquidez, tanto a corto como a largo plazo, estableciendo unos niveles mínimos de liquidez a mantener en caso de situación económica adversa.

Si bien es cierto que el aumento en la regulación se realiza con el propósito de evitar repetir situaciones del pasado, con un sistema financiero más fuerte, también da lugar a la ralentización de la recuperación de la rentabilidad bancaria. Esto puede llegar a suponer una desventaja para las entidades tradicionales frente a los nuevos modelos de negocio del sector financiero, los cuales no se enfrentan a las mismas condiciones.

Y así lo han expresado los presidentes de los tres principales bancos en España: Santander, BBVA y CaixaBank. El presidente de esta última entidad financiera solicita que «a mismos servicios y mismo riesgo, mismas normas«.

Reclaman una misma regulación para bancos tradicionales y los nuevos competidores tecnológicos, ya sean las Fintech o grandes compañías como Facebook (Bigtech), para que la competición sea a igualdad de condiciones.

2.2.2.2 Coste de la intervención en el sector financiero

Tras los primeros años de la crisis, se impuso un escenario de recesión económica. Fue necesaria una intervención en el sector financiero mediante la aplicación de diversas medidas, como el apoyo a la liquidez de las entidades bancarias o la realización de inyecciones de capital para ayudar en el tratamiento de activos deteriorados.

En concreto, en la Unión Europea (UE), se llevaron a cabo ayudas a 215 instituciones financieras. Estas medidas supusieron un importe global para los países europeos de 4,3 billones de euros, un 36% del PIB, entre los años 2008 y 2010.

Estas medidas económicas, supervisadas y autorizadas por la Comisión Europea, generaron un aumento del endeudamiento de los Estados europeos, y por consiguiente, de la deuda pública.

Como se puede observar en los siguientes Gráficos, Chipre y Grecia son los países que más deuda neta generaron, alrededor de un 20% del PIB, con una deuda pública superior al 65%.

Respecto a España, el incremento de la deuda pública entre 2008 y 2015 fue del 60% del PIB, y el endeudamiento neto fue de 4,2%, lejos de los niveles de la media de la UE (26% del PIB y 1,5% del PIB respectivamente).

2. Antecedentes

Gráfico 2-3: Endeudamiento neto en función del porcentaje del PIB en Europa.

Fuente: Elaboración propia, datos obtenidos del Banco de España.

2. Antecedentes

Gráfico 2.2-3: Aumento de la deuda pública en Europa, entre 2008 y 2015.

Fuente: Elaboración propia, datos obtenidos del Banco de España.

2.2.2.3 Desconfianza en la banca tradicional

Quizá, el resultado de la crisis que tuvo una mayor repercusión en la sociedad, fue la del aumento del desempleo, como muestra la el Gráfico 2-4.

De unos niveles anteriores a la crisis de tasa de desempleo de un 8,8 % en el caso de España y de 6,9% en la UE, en enero de 2013 superaron el 26% y 10% respectivamente.

2. Antecedentes

Gráfico 2.2-4: Evolución tasa de desempleo (%) en España.

Fuente: Elaboración propia, datos obtenidos del INE.

Por otra parte, la dificultad para acceder al crédito, especialmente por parte de las PYMES y particulares, mientras que se aprobaban ayudas públicas para las entidades financieras, y las malas prácticas que habían dado origen a la crisis, contribuyó a aumentar considerablemente el descontento de la sociedad.

Esto derivó en una situación en la que los clientes de la banca tradicional miraban con mayor escepticismo a estas entidades, animando a muchos a buscar nuevas alternativas de financiación, y contribuyendo notablemente al rápido crecimiento de las Fintech.

2.2.2.4 Concentración del sector financiero

Como se ha comentado anteriormente, la concentración del sistema financiero, ya sea mediante la fusión o la adquisición de entidades, es un rasgo que define el entorno de la banca en la actualidad. Y no solo es el caso de España.

En Europa, las instituciones de crédito han disminuido en todos los países de la eurozona, con el propósito de mejorar las condiciones de liquidez y solvencia, cumpliendo, a su vez, con un margen más amplio, los nuevos requisitos de capital exigidos.

Un claro ejemplo de la concentración del sector financiero, es la posible unión entre los dos bancos principales de Alemania, Deutsche Bank y Commerzbank, haciendo evidente el crecimiento de un entorno «monopolístico», en el que cada vez es más complicado la supervivencia de las pequeñas entidades, y en el que la competitividad se convierte en uno de los rasgos principales del sector.

Si bien, la disminución del número de entidades financieras mejoraría su rentabilidad, el BCE es contrario a la creación de grandes bancos nacionales y europeos, dado que conlleva el riesgo de que su solvencia afecte a la economía de todo el país, dando lugar a entidades a las cuales no se les pueda dejar caer, conocidas como too big to fail.

2.3 Desintermediación y nuevos modelos de negocio

La reestructuración del sistema bancario no es la única transformación que está sufriendo el sector financiero.

El aumento de la digitalización y el uso de nuevas tecnologías han contribuido en gran medida al auge de nuevas empresas, en las que predomina la economía colaborativa y la reducción de costes, para ofrecer unos precios más competitivos.

Los casos más recientes y significativos son los de Uber, fundada en 2009 y con un valor estimado de 68.000 millones de dólares, y Airbnb, fundada en 2008 y valorada en 31.000 millones de dólares. Ambas empresas han conseguido modificar la forma tradicional de contratar servicios de transporte y alojamiento, respectivamente.

Uber, no posee vehículos propios de la empresa, y Airbnb, por su parte, no es el dueño de hoteles ni de otros tipos de alojamiento. Pero no son los únicos. Existen diversos modelos de negocio, como los que se pueden ver en la Figura 2-1, que van en la misma línea, entre los que se encuentran grandes compañías como Google, Netflix o Facebook.

El ejemplo de estas empresas pone de manifiesto la desintermediación que está teniendo lugar en diversos sectores, no solo el financiero, y que se caracterizan por actuar de intermediario entre los clientes y los proveedores, a través de plataformas digitales.

En el caso concreto de la banca, que se verá con mayor profundidad en capítulos posteriores, las Fintech, y en especial la vertical de los Neobanks, presentan nuevas soluciones dentro de los servicios financieros, como las plataformas de pago y transferencias sin las comisiones de los bancos tradicionales.

A su vez, muchas Fintech actúan como intermediarios mediante su Marketplace, ofreciendo diversas opciones para contratar la hipoteca o acceder a préstamos, entre otros productos, ayudando al cliente a encontrar la solución que mejor se ajuste a sus preferencias.

2. Antecedentes

Figura 2-1: Cambios en los modelos de negocio.

Fuente: Bankia.

2.4 Desarrollo de nuevas tecnologías

Los casos explicados en el apartado anterior, así como el tema principal de este trabajo, las Fintech, no hubieran conseguido una irrupción tan exitosa sin los avances alcanzados en las nuevas tecnologías.

Esta rapidez del progreso que se da en la actualidad no tiene precedentes, al afectar a todos los sectores y países. Así lo afirma Klaus Schawab, fundador del Foro Económico Mundial.

La llamada Revolución 4.0 se caracteriza por la fusión entre los datos, la tecnología, la conectividad y la innovación, que dan lugar a mejoras en los productos y conducen a cambios en las formas organizativas.

Adquiere especial relevancia la agilidad que deben lograr las empresas para adaptar sus estrategias, estructuras, procesos, personas y tecnologías, con el propósito de proporcionar mejores resultados. «Is about working smarter, not harder«, señala Schawab.

La oportunidad de manejar grandes volúmenes de datos o conectar diversos dispositivos electrónicos, con el fin último de proporcionar mejores soluciones a los consumidores, es posible gracias al desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías, como las que se muestran a continuación.

2.4.1 Big Data

El término Big Data agrupa a las técnicas que se emplean en el tratamiento de grandes volúmenes de datos. Los avances en su procesamiento y análisis, permiten extraer información de gran valor para las empresas, sirviendo de ayuda para una mejor toma de decisiones y estrategias. Y, aún más importante, proporcionan soluciones que se adaptan a las necesidades de los consumidores.

En la actualidad, los datos generados en todo el mundo cada vez son más variados, originando un gran volumen de información a mayor velocidad. Estas características son conocidas como «las tres V» del Big Data, y que, en los últimos años, se han convertido en siete, como se muestra en la Figura 2-2.

2. Antecedentes

Figura 2-2: Principales características del Big Data.

Fuente: Elaboración propia.

La digitalización y un mayor uso de Internet, elevan de forma considerable el volumen, la variedad y la velocidad a la que se generan los datos, con millones de acciones produciéndose en solo 1 minuto: se suben unas 500 horas de vídeo a Youtube y se envían 200 millones de correos electrónicos.

La información generada en los dos últimos años supone el 90% del total existente, y se estima que para 2020 la cantidad de datos procesada en el mundo será de 40 zettabytes, duplicándose en dos años.

Si bien, los datos tienen diferente calidad y son variables, por lo que pueden resultar más o menos fiables para su análisis y tratamiento, teniendo especial relevancia a la hora de generar información de valor. Igualmente, la forma en la que son presentados los datos es significativa para lograr que los resultados obtenidos a partir de ellos sean fácilmente comprensibles.

2.4.2 Cloud Computing

El Cloud Computing es la tecnología que permite el almacenamiento de datos y su procesamiento a través de Internet, con acceso remoto, dejando de ser imprescindible su almacenamiento en medios físicos.

De esta forma, se simplifica el acceso y la gestión a servicios informáticos, sin ser necesario disponer de una gran infraestructura, ya que los datos se proporcionan desde un servidor externo.

Los usuarios disponen de tres niveles de servicio cloud con diferentes ventajas, que pagan en función de su uso:

  • IaaS (Infraestructura como Servicio): proporciona a las empresas recursos informáticos y servicios que se adaptan a la demanda, ahorrando los gastos de tener su propio hardware.
  • PaaS (Plataforma como Servicio): facilitan el desarrollo, puesta en marcha y comercialización de aplicaciones, reduciendo los costes derivados de la compra y la gestión de infraestructura y software necesario.
  • SaaS (Software como Servicio): el nivel más bajo de los tres, que permite al usuario acceso a aplicaciones desde cualquier sistema conectado, a través de un navegador web.

Además, existen tres tipos de cloud desde los que acceder a los niveles de servicio anteriormente mencionados.

  • Pública. Pertenece a empresas que ofrecen y administran el acceso a recursos informáticos desde una red pública. Desde aplicaciones para una mejor gestión de recursos del cliente (CRM) hasta la gestión de transacciones y análisis de datos.
  • Privada. Una sola organización utiliza esta infraestructura, que es gestionada, bien de forma interna por la empresa o por terceros, al igual que puede estar alojada interna o externamente.
  • Híbrida. Combina la integración y el uso de servicios del cloud público, junto a una base de cloud De esta forma, permite a las empresas beneficiarse de los recursos públicos como SaaS para obtener aplicaciones recientes, y de la infraestructura IaaS para recursos virtuales de forma flexible, a la vez que mantener los datos y aplicaciones críticas en un entorno privado.
2.4.3 APIs

Una API, abreviatura del término en inglés Application Programming Interface, sirve de intermediario entre dos aplicaciones, al igual que una interfaz de usuario permite la comunicación entre el software y una persona.

Por ejemplo, al buscar billetes de avión online, en páginas como Kayak, Skyscanner o Expedia, la API se encarga de solicitar la información relativa a horarios, asientos reservados, número de vuelo disponible u opciones de equipaje, a la base de datos de la aerolínea, y devuelve la respuesta al buscador de viajes.

De esta forma, las empresas se apoyan en las APIs para mejorar y transformar la experiencia de sus clientes, proporcionando, a su vez, una capa de seguridad. Cada vez tienen más valor para las compañías, a medida que cambia la forma en la que los consumidores interactúan con las empresas y los servicios que demandan, la mayoría, mediante canales digitales, y en especial, del teléfono móvil.

2.4.4 Internet of Things (loT)

Internet de las cosas, o por sus siglas en inglés IoT (Internet of Things), es la interconexión de dispositivos y objetos, como vehículos, electrodomésticos o máquinas, a través de Internet para intercambiar datos.

Esta tecnología se ayuda de otras herramientas anteriormente mencionadas, como el Big Data, las APIs o el Cloud Computing. Permite la creación de nuevos modelos de negocio, mejorando su eficiencia gracias a la automatización de procesos y su control remoto, así como aumentar el grado de personalización de los productos, para lograr una mejor experiencia al cliente.

Algunos de los sectores donde el impacto de IoT es mayor son:

  • La fabricación, gracias a la comunicación entre máquinas (M2M) favoreciendo la automatización en la industria y reduciendo los riesgos de fallos y accidentes.
  • El transporte, mediante el uso de sensores que permitan la optimización de todo tipo de medio de transporte, ya sea mejorando la gestión en la cadena de suministro o controlando el rendimiento de los motores.

Quizá, uno de los mejores ejemplos es la industria del automóvil. Ya trabaja en modelos autónomos, incorporando sensores a los vehículos para facilitar la conducción, que también pueden ser utilizados para recoger información sobre la forma de conducción, y de esta forma, adecuar las tarifas de seguro conforme a ella.

2.5 Cambios en los hábitos de los consumidores

En la actualidad, debido a la rápida adopción de las nuevas tecnologías por parte de los consumidores, la mayoría de las interacciones con las empresas se realiza a través de canales digitales, adquiriendo especial relevancia la experiencia de compra que se ofrece al cliente.

Y que no siempre se realiza desde los mismos dispositivos. Se puede empezar comparando precios de cualquier producto online y terminar comprándolo a través de la aplicación de Amazon para móvil. O comenzar una serie en Netflix en la televisión y terminarla de ver desde un portátil o

Es por ello, que uno de los cambios que tienen que realizar las empresas es la de optar por una estrategia de omnicanalidad, dejando atrás la multicanalidad, para poder ofrecer servicios y productos de forma homogénea a través de todos sus canales.

La inmediatez, la conveniencia y una mayor personalización, son algunos de los principales rasgos que caracterizan las demandas de los nuevos consumidores digitales, que tienen un menor apego a las marcas tradicionales, y buscan las alternativas que mejor se adapten a sus necesidades.

Y esto también se aplica a las finanzas, ya que los nuevos players del sector están convenciendo a los clientes, descontentos con la banca tradicional, ofreciendo servicios 100% digitales mediante aplicaciones móviles de una forma sencilla, sin necesidad de ir a una sucursal bancaria y firmar una gran cantidad de documentos por cada servicio que se quiera contratar.

La predisposición a cambiar de banco cada vez es mayor, mientras que la lealtad a las instituciones financieras decrece, sirviendo a las Fintech para ser la alternativa a la banca tradicional. Y más si cabe, entre la población más joven.

2.5.1 Los clientes del presente y del futuro: millennials y centennials

La generación conocida como millennial, aquellos que nacieron entre 1980 y 2000, y que han crecido junto con el desarrollo de nuevas tecnologías y con la exposición a Internet, demandan servicios más personalizados, incluidos los financieros.

Según el informe Fintech Inside II Millennials, esta generación se caracteriza por utilizar en una gran mayoría las vías digitales para realizar gestiones financieras, ya sea desde la web del banco o desde aplicaciones de móvil.

2. Antecedentes

Figura 2-3: Número de cuentas que tienen los jóvenes.

Fuente: Fintech Spain.

No obstante, más de un 25% sigue acudiendo a la oficina física para contratar servicios financieros, y un 48% tiene una única cuenta en un banco tradicional, frente al 6% que solo tiene cuenta en banca online (Figura 2-3).

Esto pone de manifiesto una de las barreras de entrada del sector que se tratarán en capítulos posteriores de este documento, como es la confianza de los clientes.

En relación a las Fintech, 6 de cada 10 encuestados han oído hablar de ellas, siendo las startups de pago y de transferencias entre amigos las más conocidas entre los jóvenes de 20 y 25 años, seguidas de las aplicaciones para la gestión de finanzas personales.

Por otra parte, y según el informe Millennial Disruption Index, el 73% de los jóvenes encuestados prefieren contratar servicios financieros con las grandes empresas tecnológicas a hacerlo con las entidades tradicionales, como es el caso de Google, Apple, Facebook y Amazon (Figura 2-4).

Es más, el 71% preferirían ir al dentista antes que escuchar a los bancos tradicionales, y no ven apenas diferencia entre lo servicios que ofrece su banco y los de la competencia.

2. Antecedentes

Figura 2-4: Millennial Disruption Index.

Fuente: BBVA.

Debido al gran volumen de clientes con el que cuentan estas empresas, conocidas como Bigtech, son, para muchos, los verdaderos competidores de los bancos e incluso para las Fintech, como se verá con mayor extensión, en el Capítulo 6 de este trabajo.

Finalmente, si los millennials son el presente de la banca, la siguiente generación denominada centennials (nacidos a partir del 2000), son nativos digitales y los futuros clientes de servicios financieros.

Están más que acostumbrados a utilizar gratuitamente distintos servicios como los de mensajería (a través de Whatsapp), email (Gmail) o redes sociales (Facebook, Twitter e Instagram), a cambio de proporcionar, consciente o inconscientemente, sus datos.

De esta forma, facilitan gran cantidad de información sobre sus gustos y las actividades que realizan, siendo de utilidad para las empresas, ya que pueden aprovecharlos para mejorar el desarrollo de productos y adecuar sus estrategias a las demandas de sus clientes.

2.6 Conclusiones

La pérdida de credibilidad de las entidades financieras tras la crisis de 2008, junto con el aumento de la demanda de productos y servicios digitales, establecen las condiciones perfectas para que en la actualidad, los bancos no sean los únicos protagonistas dentro del sector financiero.

Como se ha visto al principio del capítulo, los efectos de la crisis financiera fueron a escala mundial, desencadenando la puesta en marcha de una serie de medidas para tratar de reducir las consecuencias.

En este entorno post crisis, cabe destacar el aumento de regulación para el sector, con mayores exigencias de capital a los bancos, con tipos de interés cercanos a cero, que dificultan la recuperación y la rentabilidad de las entidades financieras.

La obligada reestructuración del sector financiero, motivada por una mejora de la eficiencia y la estabilidad económica, ha reducido considerablemente el número de entidades, pero no así el grado de competencia.

Y esto es debido, en gran parte, a la llegada de las Fintech, empresas que aplican las nuevas tecnologías en el desarrollo de sus productos, y que ofrecen una gran experiencia a los usuarios.

Servicios más personalizados en función de las necesidades del cliente, una banca sencilla, accesible y transparente son las características que comparten estos nuevos modelos de negocio.

Han sabido aprovechar y beneficiarse de los defectos y carencias que presentaba la oferta de la banca tradicional, para ofrecer nuevas soluciones, forzando a las entidades financieras a modificar sus estrategias para adaptarse a las tendencias que demanda el mercado.

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